Una ficción que denuncia la violencia de género asoma en "El virus de la violencia", escrita y dirigida por Marina Wainer y generada por El Vacío Fértil Compañía Teatral, que mañana a las 20.30 concretará su estreno presencial en la sala porteña Patio de Actores.
La pieza protagonizada por Romina Pinto e Iván Steinhardt, se sitúa en la luna de miel de una pareja a la que la sorprende la cuarentena debido a la pandemia de coronavirus y en el contexto de aislamiento va in crescendo el maltrato.
Con funciones previstas para los sábados a las 20.30 en la sala porteña ubicada en Lerma 568 y ubicaciones que se adquieren únicamente por Alternativa Teatral, "El virus de la violencia" es la tercera pieza del grupo después de "De tiburones y otras rémoras" y "El mal de la piedra".
"Creo que, aun develando el final trágico, al principio, me interesa, en el 'flashback', difuminar la frontera de lo extraordinario. Quise como escritora, y pretendo en la dirección, trasmitir que lo real puede ser la peor de las ficciones y pesadillas, además y en todo caso, me gustaría ceder al público la posibilidad de que la mujer muerta, la muerte misma, bien pueda ser la propia conciencia del culpable que lo atormenta, o tal vez la voz de los acallados que incluso, tras la muerte se manifiestan en busca de una mísera porción de justicia", expresó Wainer acerca de la historia.
La pieza protagonizada por Romina Pinto e Iván Steinhardt, se sitúa en la luna de miel de una pareja a la que la sorprende la cuarentena debido a la pandemia de coronavirus y en el contexto de aislamiento va in crescendo el maltrato.
Con funciones previstas para los sábados a las 20.30 en la sala porteña ubicada en Lerma 568 y ubicaciones que se adquieren únicamente por Alternativa Teatral, "El virus de la violencia" es la tercera pieza del grupo después de "De tiburones y otras rémoras" y "El mal de la piedra".
"Creo que, aun develando el final trágico, al principio, me interesa, en el 'flashback', difuminar la frontera de lo extraordinario. Quise como escritora, y pretendo en la dirección, trasmitir que lo real puede ser la peor de las ficciones y pesadillas, además y en todo caso, me gustaría ceder al público la posibilidad de que la mujer muerta, la muerte misma, bien pueda ser la propia conciencia del culpable que lo atormenta, o tal vez la voz de los acallados que incluso, tras la muerte se manifiestan en busca de una mísera porción de justicia", expresó Wainer acerca de la historia.