La narrativa de este revés económico lleva la firma del ministro de Economía, Sergio Massa. En respuesta al rugir de las urnas en las elecciones primarias, Massa desplegó una serie de medidas de "compensación", con la intención de mitigar los efectos adversos de la reciente devaluación del peso. En este contexto, se cocinó la prometedora suma de 60 mil pesos, que se destinaba a desplegarse en dos plazos sucesivos de 30 mil pesos cada uno, programados para aterrizar en septiembre y octubre.
Sin embargo, el Departamento Ejecutivo municipal alzó una bandera de no disponibilidad financiera para hacer frente a esta iniciativa del gobierno nacional. Como resultado, los representantes del gobierno local, junto con los representantes del Sindicato de Trabajadores Municipales y ATE, se vieron inmersos en una encrucijada en la que las palabras "bono de 60.000 pesos" parecen más lejanas que nunca.
Las voces oficiales, personificadas por el secretario de Gobierno, Jorge Martínez, y el secretario Legal y Técnico, Ernesto Povilaitis, se alzaron en una mesa de conversaciones con los representantes de ambos gremios. En este diálogo se desentrañaron las limitaciones presupuestarias que restringen la capacidad del municipio para honrar el bono nacional. Sin embargo, como una especie de consuelo, se presentó un plan alternativo, cuyo epicentro se encuentra en la reconfiguración de las paritarias.
El tejido de este nuevo plan implica un adelanto de las paritarias para los trabajadores municipales, programado para realizarse de manera bimestral. Bajo esta disposición, los trabajadores serían agraciados con un incremento salarial en sintonía con los índices inflacionarios de los meses precedentes. El arranque de esta transformación financiera comenzaría en septiembre, mientras la inflación de los dos meses precedentes daría forma a esta actualización.
El plan también abarca la dimensión temporal más allá de esta primavera. La estructura bimestral se sostendría en noviembre y enero. El ajuste salarial en noviembre estaría anclado a la inflación acumulada en los meses de septiembre y octubre, mientras que la actualización de enero sería un reflejo de los números inflacionarios que marquen el cierre del año en curso.
Todo esto se desenvuelve en el contexto de un clamor sindical que emergió la semana pasada. En una reunión que congregó a la Comisión Directiva y a los delegados del Sindicato de Trabajadores Municipales, se hizo una doble petición: un adelanto de las paritarias y un bono, como un salvavidas financiero para sortear las aguas turbulentas de la devaluación postelectoral.
En definitiva, las expectativas iniciales de un generoso bono de 60.000 pesos para los trabajadores municipales se desdibujaron en el horizonte económico. La realidad financiera del municipio, no alinea los astros para la materialización de esta suma. En su lugar, emerge un nuevo paradigma de actualizaciones bimestrales de paritarias, una estrategia que busca adecuar los salarios al ir y venir constante de la inflación. En este juego de números y expectativas, los trabajadores municipales aguardan, mientras los vaivenes económicos trazan el camino a seguir en los meses venideros.
Fuente: Diario4V
