Analistas económicos señalan que el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego es el más costoso de Argentina y que su continuidad se debe, en parte, a las relaciones entre empresarios y diversos gobiernos. Este régimen implica beneficios impositivos concentrados en la producción de teléfonos celulares, televisores y equipos de aire acondicionado, que disfrutan de ventajas como la exención de IVA, de Ganancias y la no imposición de aranceles a insumos importados.
Un informe de la Fundación Fundar estima que esta política industrial es la más onerosa del país, con una renuncia fiscal que supera los US$1.000 millones anuales. Los analistas sostienen que los costos del régimen superan ampliamente los beneficios ya que, después de 50 años, la industria fueguina sigue siendo de bajo valor agregado y no aporta divisas al país.
El economista Matías Sturt afirma que las relaciones entre ciertos empresarios y la política explican en parte la persistencia de este régimen. Según Sturt, el Estado podría cubrir toda la masa salarial de los trabajadores del régimen de Tierra del Fuego con menos del 20 % del costo total que actualmente le representa. Se destaca que el 80% de este régimen se concentra en el sector de electrónica, combinando protección arancelaria y desgravación impositiva.